Recientemente supe que le llaman a Isabela: El Jardín del Noroeste e inmediatamente hice la conexión en mi cabeza. Es un pueblo costero, ¿pero es un jardín también?, quizás sea el jardín de los surfers o ¿es que más allá de las olas tiene muchos verdes que disfrutar? Ya sé, es que en un jardín es donde se cultivan muchos tipos de flores y en Isabela parece que cultivaron de todo lo bueno.
Pues hablando de su jardín, Isabela cuenta con el Bosque Estatal de Guajataca, desconocido aun para mi. Es que es difícil visitar Isabela y no pasarse días enteros viendo el mar, pero creo que en mi próxima visita me adentro al bosque para conocerlo.
Si visitas Isabela desde un pueblo lejano el camino puede ser fácilmente de más de una hora, así que después de esos largos tramos lo mejor es refrescarse con un agua clara y dulce como la de los cocos fríos. Y para eso el mejor spot en todo Puerto Rico para mi es el truck de cocos fríos de José. Con su carisma y llamativo truck con vista al océano Atlántico, José tiene el lugar idóneo para que uno pueda llenarse de energía directa del sol, del mar y del agua de coco.
Visitar este lugar es toda una experiencia, es un truck de color azul que te grita: “estás de vacaciones” (aunque no lo estés oficialmente), la bandera de Puerto Rico de un lado, detrás el mar y al frente siempre está José con una sonrisa, pelando los cocos con su machete y sirviendo los cocos más dulces. Él una vez me dijo que el coco que me estaba dando le llamaban “cocos filipinos”, una variedad de cocos que son más pequeños y su agua más dulce. Ahora no falla, cada vez que voy quiero cocos filipinos. Su agua baja suave como la brisa del mar cuando te acaricia, te revitaliza y con cada sorbo vas adquiriendo un superpoder nuevo. Si te sientes triste, feliz, preocupado, abrumado, un coco puede llegar al rescate. No miento.
Si eres de los atrevidos, te llevas un segundo coco para la playa Montones que queda a 5 minutos en carro del truck de José. Esta playa es muy famosa por su pocita para hacer snorkeling de un lado y del otro una playa extensa para nadar y mirar hacia lo lejos. Creo que es mi favorita de Isabela. Puedes estar horas descubriendo peces o tomando el sol. Esta es la playa que queda al frente de las famosas Villas del Mar Hau. Hay otras playas, como playa Jobos, muy famosa por el surfing y donde puedes encontrar kioskos con deliciosos pastelillos o pescados para hacer de un pasadía bueno a maravilloso. Aparte a los kioskos, hay restaurantes en esa misma orilla de la carretera y hasta cuenta con un food truck park llamado: Jobos Food Stop.
Al lado de playa Jobos se encuentra el Pozo de Jacinto, el cual es un acantilado con un hueco en el centro donde las fuertes olas chocan con las piedras y hacen un splash de agua súper alto. Es como cuando el viento se agita y provoca que las olas salpiquen agua con espuma blanca, como la espuma blanca de la cerveza, hacia afuera del pozo. Con mucha precaución lo puedes visitar sin acercarse mucho a la orilla.
Cuenta la leyenda que Jacinto era un campesino que paseaba vacas por el área y solía amarrarlas a su cintura. En un día nublado una de las vacas que paseaba se asustó con un trueno, salió corriendo llevándose a Jacinto y cayendo los dos por el acantilado. Al día siguiente, el dueño de las vacas lo buscó por el área gritando: “Jacinto, tráeme la vaca”. Cuando se asoma ve los cuerpos al fondo del pozo y así nace la leyenda. Se dice que al gritar en el pozo: “Jacinto, tráeme la vaca”, se enfurece el espíritu de Jacinto y trae una ola bien fuerte que salpica a los visitantes. Solo sucede cuando gritas la expresión 😉.
Si en el mood de leyendas estamos, pues por qué no contarles que en este jardín tenemos leyendas por doquier y otra es la “Cara del Indio”. Hay un monumento en la entrada del pueblo en honor a la cara del indio formada en las propias montañas de un acantilado. El monumento hace homenaje al Cacique Mabodamaca, quien lucho por sus tierras contra los españoles. La cara del cacique está esculpida en un acantilado, la cual mira al horizonte y cuida del noroeste. De ciertos ángulos se ve la cara del cacique en la montaña y tuve la dicha de verla de lado. Allí está el cacique vigilante, inmortalizado en las montañas.
Hay mucho que descubrir en Isabela, visitar el Túnel de Guajataca es una de las tantas cosas para hacer. Es parada obligatoria visitar sus ruinas y conocer cómo nuestro antiguo ferrocarril pasaba por aquí y conectaba los pueblos de Isabela y Quebradillas. También, tiene de vecino al pueblo de Aguadilla el cual cuenta con una gastronomía y encantos sin iguales. Isabela cuenta con muchos alojamientos para disfrutar varios días de este pueblo del norte. Uno de ellos que es un lujazo ideal para celebrar una ocasión especial es Royal Isabela, una estadía royal ideal para parejas. ¡Su majestad Isabela es sinónimo de una historia y cultura que te dan la bienvenida con un coco en la mano!