
Rosa de mayo
Cada paso que daba en esta región era encontrarme con un aroma nuevo, un momento, un recuerdo. Y es que de todos los sentidos, el olfato es el que te transporta inmediatamente a algo en específico. En este pueblo se cultivan muchas flores que son ingredientes perfectos para los perfumes que conocemos, pero las 3 flores por las que más se conoce Grasse es por la rosa de mayo, el jazmín y la azucena (nardo). ¡Y que flores!, yo sabía que el jazmín y la azucena le gustaban mucho a mi abuela Maxi. Cuando llego a casa le pregunto a mi mamá cuáles eran las flores favoritas de abuela, que me dijera las top 3. Sin pensarlo mucho: “jazmín, azucena y las rosas”. Voilà. Desde que lo sé, me prometí regresar y quedarme más tiempo.
Fue inevitable caminar por las calles del centro con sus edificios en diferentes tonos de anaranjado que decían que los años no pasaban en vano y no pensar en la novela El Perfume de Patrick Süskind. El protagonista, Grenouille, un criminal que llegó a Grasse y no paró hasta crear un perfume único y exageradamente seductor. Si no la han leído o visto, recomiendo hacerlo y si van a visitar Grasse asegúrense de hacerlo antes (o durante).

El centro de Grasse
Caminando por el centro del pueblo e imaginando siglos de historia di con el taller de Gaglewski, un perfumero independiente. Él muy amablemente me atendió y me explicó su trabajo. Para mi fue una experiencia auténtica el conversar y conocer de cerca su proceso minucioso, su historia y sus creaciones. Una gran parte de las “narices” del mundo, como se les llama a los que crean perfumes, viven en Grasse. ¡Por supuesto, en la capital del perfume! Lo menciono porque hay 3 perfumerías muy famosas con mucha trayectoria y años de experiencia, que definitivamente vale la pena también visitar. Pero para mi el trato personal y la obra de arte que puede crear uno independiente es algo único.

La vida en el centro
Esas 3 perfumerías famosas son: Galimard, Fragonard y Molinard. En ellas puedes aprender mucho del proceso que se lleva a cabo con las flores, la destilación y lo mejor de todo es que puedes ser perfumero por un día y crear tu propia fragancia. Visité Fragonard y Galimard, casas perfumeras con historia que han jugado con tantas esencias y que al entrar en estas fábricas tu nariz recibe un impacto de todas esas esencias a la vez. Fue un poco abrumante, tantos olores, frascos, historia pegada en las paredes, objetos de hace un siglo. Luego de un rato, tu nariz se va acostumbrando e identificando qué le gusta y qué no.

Parfumerie Fragonard
Además de las perfumerías, en el mismo centro está el Museo Internacional de la Perfumería donde aprendí muchísimo 🙂 . Vale la pena visitarlo para conocer acerca de las fragancias a través de los siglos. También tienen una gran colección de muchos perfumes de diferentes décadas. El mismo precio que pagué por la entrada me incluía una visita al jardín botánico del museo (Jardins du Musée International de la Parfumerie) y allí vi muchas de las flores que se cultivan en la región de Grasse.
Grasse me embriagó con sus perfumes. No tenía claro lo que me iba a encontrar allí y me sorprendió más de lo que imaginé. Muchos descubrimientos surgieron al visitar este pueblo medieval-provenzal, que hasta consideré cambiar de profesión, estudiar química o ir a Grasse para entrenar el olfato y dedicarme a hacer perfumes. ¿Quién sabe? ¡Hasta la próxima, Grasse!

Las ventanas azules provenzales están también aquí 💙

Aquí se destilan las flores 🙂