La Lisboa bohemia, que desde sus techos color naranja mira al río Tajo y siempre vela por sus marineros. Capital, linda y antigua.
La conocí una tarde de un martes de finales de febrero cerca de la hora en la que se ponía el sol. Estaba tranquila, temperatura perfecta, un poco nublado, no había mucha gente por sus calles. Rápido que llegué a Alfama, el barrio más antiguo de Lisboa y el que fue nuestra casa por unos días, me asomé por una terraza con vista al río, a los puentes y parte de la ciudad. Desde allí vi el primer atardecer, barcos, veleros y algunos pajaritos que se iban a dormir. Fue una buena primera foto de Lisboa, como la recuerdo tan pronto pienso en ella: cielo naranja, tejados terracota, casas blancas, río que la divide y puentes que la conectan.
Me levantaba temprano, en este viaje a Portugal dormí muy poco y por alguna razón tenía una energía increíble. En las mañanas desde Alfama miraba el río, el color naranja de los techos, balcones con lozas antiguas y la señora que tendía la ropa en su balcón.
Mi comida favorita del día es el café da manhã o desayuno y, por lo general, yo escojo los lugares a donde ir a desayunar. Este día, mi novio escogió a Alfama Doce y me dijo: “es una pastelería local, sencilla, estoy seguro que te encantará”. Estaba como a 5 minutos caminando, pero llegué a los 45 minutos. De camino disfruté del laberinto de calles del barrio de Alfama y sus recovecos. No se equivocó, un cafécito pequeño, los dueños nos atendieron normal como a cualquier otro local, pocas mesas, muchos pastelitos dulces y salados (que no sabes si pedir un pedacito de cada uno), buen precio, buen café y buena comida. Allí escondido en las calles de Alfama, este café fue un buen descubrimiento. La ciudad siempre huele dulce gracias a pastelerías como esta.
A Lisboa la fui conociendo así, de a poco y me llevé:
Los azulejos
El fado
Alfama con sus calles antiguas, empedradas y estrechas
Pastéis de nata
Bolos de Berlím
El licor Ginjinha
La Super Bock, cerveza portuguesa
Pastéis de bacalhau
Carritos con castañas asadas
Tram 28
Estação de Rossio
Estação Santa Apolónia
Saramago, Pessoa
Las tascas
Tasca do Chico en Bairro Alto
Tejo Bar
El Uber (muy barato)
La Sé (catedral de Lisboa)
La ropa colgando de los balcones
Los miradores
Miradouro de Santa Luzia
La diversidad de culturas
El río Tajo
Los barcos, puentes (pensar y saber de los marineros que han llegado aquí)
El Cristo que me miraba de lejos
La ventana en la que me paraba cada día para mirar los tejados y el horizonte
El olor dulce que me levantaba en las mañanas
Las tiendas vintage
Las librerías históricas
El corcho
La vista desde una terraza en la Avenida Liberdade
Las tiendas de Chiado
Los ascensores
El restaurante Prado
Alfama Doce
LX Factory, el lado hipster
Me llevé mucho, pero me faltan muchas cosas más. Espero volverte a ver Lisboa. #AtéLogo